Antes que el diablo sepa que has muerto

Antes de nada tendré que decir que "Antes que el diablo sepa que has muerto" es una buena película, que las actuaciones son brillantes y que la dirección me parece de lo mejor que he visto en los últimos meses. Y empiezo diciendo todo esto porque, después de leer y escuchar unas críticas de la película que la ponían de obra maestra para arriba (aquí la de El mundo y aquí la de El País), la verdad es que a mi no me pareció que fuera para tanto.
Buena parte del mérito de la película radica en los actores (enormes Hoffman y Hawke) y en la forma de contar una historia que, contada linealmente, hubiera resultado ser un dramón interesante pero poco más. La película, perfectamente descrita en una de las escenas finales, es un drama antes que un thriller, y trata de mostrar como las vidas más normales tienen zonas de sombra que, sacadas a la luz por las circunstancias a las que los personajes se ven arrastrados precisamente por sus debilidades, pueden convertirlos en verdaderos monstruos.
Lo cierto es que la película, por la forma en que se cuenta la historia, necesitaría de un ritmo que en ocasiones alcanza, pero que la mayor parte del tiempo sólo roza y unos diálogos que mostraran un poco mejor el viaje al desastre de los protagonistas.
Se trata de una buena película, pero no vayáis al cine con la expectativa de ver una obra maestra de esas que te atrapan en el asiento sino con la seguridad de ir a ver una película que, a buen seguro, será de las mejores que disfrutéis en un cine este año.