21.7.08

Summercase 2008: Día uno

Mucho calor, mucha piedra y poca (o ninguna) sombra. Eso y la novedad de unos vasos “personales” que había que ir acarreando de barra en barra a cambio de un euro reembolsable (en teoría, ver día dos) fueron las primeras impresiones del Summercase de este año.
Las siguientes impresiones, afortunadamente, tuvieron que ver con conciertos y no con los “elementos” contra los que no se puede luchar. Comenzamos por ver a Antònia Font, grupo al que desconocía y que dio un concierto correcto aunque el sonido fue manifiestamente mejorable. De ahí a ver un par de temas de The Kooks y otro par de Shout Out Louds, que no nos dieron suficientes excusas para quedarnos a ver más (algo tuvo que ver el calor, al menos en el segundo caso). Para cerrar el capítulo de conciertos “intrascendentes” (por aquello de que no tenía especial interés en verlos o no conocía a los grupos) acabé viendo a Dorian sentado de espaldas contra la valla de la primera fila durante un buen rato. Al final juntaron a la suficiente gente como para que nos tocara levantarnos de tan privilegiada posición y lo cierto es que hubiera sido injusto que hubieran todo el tiempo tan poco público como al principio porque, partiendo de que no son un grupo que me guste demasiado, dieron un espectáculo más que decente.
Siguiente paso, la primera decepción del festival, The Breeders. Llámalo una mala selección de temas o que estamos hablando de un grupo con dos discos magníficos seguidos de otros mucho más discretos. También puedes calificarlo de un caso de desconcentración grave sobre el escenario. El caso es que, salvo cuando enlazaron varios temas clásicos, el resto del concierto resulto poco convincente e inconexo, eso sumado a que la banda parecía que estuviera dando un concierto en un bar lleno de colegas borrachos en vez de estar en el escenario grande de un festival. Comparar lo del viernes con los conciertos de los últimos años de Pixies en otros festivales probablemente sería cruel, pero ahí queda.
Por suerte, después de un pequeño interludio para llenar el estómago, empezaron a llegar los platos fuertes de la noche. El primero, Mogwai tocando su “Young Team”. Empezaron con algunos problemas de sonido que se solucionaron bastante rápido. El repaso a uno de sus discos clásicos fue contundente, espectacular por momentos, y, en resumen, quizás el mejor momento de la noche junto al siguiente concierto que pudimos ver, The Raveonettes. No tengo muy escuchado a este grupo (algo que solucionaré en breve) pero, para mi, fue la sorpresa del festival. Un sonido perfecto, puesta en escena mínima para evitar distracciones y unas canciones perfectas, encadenadas para no dar un respiro al respetable. Mucha actitud para acompañar una banda que con cuatro músicos llena más que otros con media docena.
Y después de los mejores momentos del viernes vino un declive suave de la mano de CSS. Con un sonido mucho mejor que el del concierto que les vi en Madrid hace un tiempo, presentaron un segundo disco muy en la línea del primero. Sin hacer nada memorable, probablemente fue el concierto más divertido de la noche.
Camino de ver a Kaiser Chiefs sobrevino uno de esos ratos de charla amigable, divertida y un tanto absurda que vienen a suceder en todos los festivales y que te permiten perderte buena parte de un concierto que, por ser sinceros, tampoco me iba a provocar mucho sufrimiento no ver. Así que no, no puedo decir nada del concierto de Kaiser Chiefs pero sí del de Los Planetas. Y no para bien. Volvemos a un caso parecido al de Breeders: mala selección de canciones, mal sonido (por no perder la costumbre) y la habitual displicencia sobre el escenario de un grupo que se ha creído que su línea actual es lo mejor que le ha pasado al rock patrio en toda su historia mientras el público espera que toquen canciones de los discos que realmente les pusieron donde están.
No llegamos a tiempo para el concierto de Tiga, otra cosa que siempre pasa con algún concierto en todo festival. Y ahí se acabó la noche del viernes para los que ya íbamos sufriendo las consecuencias de tantas horas de pie.

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